sábado, 29 de junio de 2019

A mi muerte


Sombra oscura de la muerte yo te invoco.
           Aquí encerrado en este cuerpo de piel y de órganos tan precarios. Con el sudor que baña mis miedos y con lágrimas que ya no me salen. Con los sentidos aturdidos por el tiempo, con la imagen estructurada en  base a huesos y con mi corazón bombeando sangre.
Sombra oscura de la muerte seguro que me has visto antes.
Fue en aquella noche y en esa ruta oscura, cuando desde lejos te noté intrigada. Mi  automóvil volcó en la zanja de la ruta a San Ignacio. Y allí pude advertir  tu presencia entre la bruma, mirando desde lejos y con la suave sonrisa legendaria.
Después te dejé  de ver y llegó la ambulancia.
Sabes bien que entre tú y yo  llevamos cuestiones pendientes desde hace muchos años. Nunca te quise pero siempre me gustaste y de alguna manera te supe necesaria. Y eso de que al final vas a ganar es algo que conozco desde siempre y no es necesario aclararlo.
                A veces pienso que es lo que será de mí. De mis ojos celestes, de mi altanería y de mi pelo escaso. De esa lucha por la libertad y por otros ideales y de mi amor irrazonable por la ciudad de Buenos Aires. ¿En qué quedará tanta pasión? suelo preguntarme.
                Supongo que en nada pero no estoy seguro.
                Alguna, sin embargo, me debes.
                Como aquella vez en el hospital cuando fui a visitar a mi abuelo en su lecho final. La abuela le atendía los dolores. Y en algún momento le escuché decir al anciano:
                –Mira mujer, a lo que hemos llegado.
                Esa me la debes, desde ya, por más bella que seas.
                De todos modos no importa. El tiempo también me ha quitado muchas cosas. Tan solo me quedan los recuerdos. Pero cualquiera  sabe que los recuerdos muchas veces no alcanzan.
                Aquella sal de sus labios en Gesell. La juventud de los cuerpos bajo el sol y el mar. Los viajes, el amor, el vino y el arte. Los libros que leí. Las palabras que escribí y que dije y la música, finalmente, la música ¿Qué otra cosa puede uno recordar?
                Acaso el amor y las mujeres, puede ser, pero no mucho más.
                De todos modos tú serás mi última cita y eso lo tengo bien en claro.
                Espero que llegado el momento me dejes besar tu cuello con suavidad. Siempre he sido muy atento con las damas y no quisiera dejar de serlo en ese instante tan especial.
Te espero cuando me digas, yo ya estoy disponible.
A ti te toca elegir la hora y el lugar.

©2019

16 comentarios:

  1. Impactante y sobrecogedor. Muy buen texto, Néstor.

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    1. Gracias Marta. Siempre es una alegría verte por el blog. Pasa un bello domingo, quieres. Y disfruta del verano!

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  2. Tiene una intensidad y un tono literario que me ha dejado sin aliento. Excelente Néstor.

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  3. Con tu PULCRA narrativa, logras estremecer al lector. Nunca ese personaje fue mejor pintado en su enigmática concepción. NOTABLE, amigo hermoso. Dios te dio el don de una pluma ligera y de una fuerza indescriptible. Bravísimo. Te abrazo y te requiero. SOFIAMA

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    1. Muchas gracias Sofi, estoy muy honrado por tantos elogios. Verte por aquí es de un gran placer para mí.

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  4. Tienes una manera especial de escribir Néstor, hasta lo más trágico lo haces cotidiano. Me ha llegado profundamente el texto. Felicidades.

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  5. Que bueno Graciela. Te agradezco los elogios y te mando un cariño grande! Gracias por el comentario.

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  6. Hola Nes, relato duro pero a la vez bello, un acierto en la forma de expresar tristeza pero a la vez profundo respeto.
    Me han gustado dos ideas: ...."Y eso de que al final vas a ganar es algo que conozco desde siempre y no es necesario aclararlo", y al final, que dice:..."Espero que llegado el momento me dejes besar tu cuello con suavidad"

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  7. Gracias Guille. He intentado no caer en el lugar común. Me alegra que te hayan gustado esas frases!

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  8. Alicia Carmen Vullo30 de junio de 2019, 12:59

    Hola Nestor, quedé sin aliento, impactante aunque trágico y no se si lo siente, pero expresa mucha tristeza.

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    1. Bueno Alicia, ya sabés como es la literatura. Uno pone en palabras parte de su interior, aunque también "inventa" alguna de las cosas que escribe. Gracias por el comentario.

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  9. Cuando la literatura habla de la muerte la inquietud acerca de lo endeble y breve que es la existencia se agiganta. ¡Excelente texto, Néstor!
    Ariel

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  10. ¡Muchas gracias Ariel! Un fuerte abrazo!

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  11. Un relato inquietante. Un protagonista resignado a su última hora. Muy duro.
    SAludos.

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