jueves, 15 de noviembre de 2018

La Ventana


Oh amor elegido, Oh amor congelado
Oh maraña de materia y fantasma.

Leonard Cohen. LA VENTANA.


            El pasado es una historia que nos contamos a nosotros mismos.
En ese sentido no tengo pasado porque no tengo ya ninguna historia que contar. He borrado mi memoria personal. Tan solo he dejado lo elemental: el sabor del café y la dirección de mi casa, por ejemplo, cosas simples que me ayudan a seguir viviendo.
          No tengo ni objetivos ni propósitos definidos  y me paso gran parte del tiempo sentado en un banco del parque central.  Y desde allí miro hacia tu ventana.  Casi siempre estás cercana al borde transparente y luminoso que te enmarca.  Yo me acomodo con facilidad a la textura del asiento y nunca dejo de notar tu silueta oscura detrás del nácar de las cortinas pálidas y cerradas.
El vidrio tiene algunos reflejos pero tu silueta no.  
Algo sacude la paz en ese instante. Justo cuando percibo la hiriente armonía de tus pechos invadiendo la claridad de la ventana.  Suelo imaginarme subiendo a esa recámara y acercarme por detrás con la obsesión del lobo. Y con un solo movimiento adecuado quitarte el sostén  y acariciarte como quien acaricia a una mujer que duerme y que solo está esperando que vayan  a despertarla. Y morderte en la punta, en donde todo culmina. Y notar que detrás de tu despertar está tu locura y detrás de tu locura la razón por la cual yo sigo vivo en este mundo.
Sin embargo no lo hago. Es decir, no puedo hacerlo.
Tu estás hecha  de materia pero mis manos son las de un fantasma. Mis dedos te transparentan y atraviesan y mis palmas no tienen donde apoyarse.
Aunque no siempre es así.
Otras veces estoy contigo y sé que mis manos son tan sólidas como la materia principal del universo. Entonces te busco con el oscuro propósito del amor y te recorro con la misma intención de hacerte el  milenario y amoroso daño que suelen hacerse los amantes desde el comienzo del tiempo.
Pero no estoy desvariado, estoy consciente.
Busco tus valles y tus fronteras en un vano intento de aposentarme en el fondo del abismo más profundo tu cuerpo. Quiero hacerlo pero esta vez la transparente eres tú. Yo soy la roca y tú eres el espectro. Tú eres el espíritu y yo soy la mesa de madera de tres patas.
Algo muy especial parece suceder entre nosotros.
Entonces me retraigo y camino por los sinuosos senderos del parque.
Suelo llevar mi cuaderno azul de tapas duras y escribirte poemas. Noto de alguna manera que el universo me está pidiendo resignación. Cierto tipo de conformismo imperturbable muy parecido a la muerte. A la muerte que tengo ahora por no tenerte y a la muerte de mi propio pasado que elegí borrar por decisión propia.
Todo un océano contiene el paisaje.
Y yo regreso con mi tristeza, (pero no con mi conformismo)  al mismo banco de siempre. Y a mirar a la misma ventana donde tu silueta oscura se esconde tras las cortinas de nácar pálidas y cerradas. Y pienso en ti y en las millones de personas de este mundo que tienen el corazón roto.
Nadie debería pedirle a la vida absolutamente nada.
Y menos yo que me he quedado sin pasado con el único y salvaje propósito de borrarte para siempre de mi alma.
Enlutadas por la noche las horas pasan y desapareces como una exhalación de la ventana. Volveré a descansar y a beber algo de café si es que puedo. Los sinuosos senderos del parque no parecen llevar a nadie a ninguna parte.
Sin embargo no tengo temor.
Pase lo que pase, mañana volveré a buscarte.


©2018

16 comentarios:

  1. Hay angustia. Y hay esperanzay también un amor contenido en el interior del que escribe. Muy bueno Nes.

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  2. Adrián Méndez Larray15 de noviembre de 2018, 14:34

    Esa mujer inacesible y lejana, allá en su ventana, motiva en el lector intensos sentimientos. Gran relato.

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  3. Me encantó poder imaginar en libertad, mientras iba leyendo, las sensaciones que producían en mí las frases del relato, reflexionar sobre el lado abstracto de los pensamientos, complementar con mis propias vivencias lo que el narrador no cuenta, disfrutar de la extraña fantasía de una prosa de excelencia. Una joya, Néstor.
    Ariel

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  4. Gracias Ariel por los elogios. Quise probar una historia incierta entre realidad y pensamiento (me refiero a la mente, claro). Me alegra que te haya gustado.

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  5. Un relato muy sensorial a medio camino entre fantasía y realidad. Almas heridas y corazones rotos... Me ha encantado.

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  6. Gracias Marta ¡Me alegra que te haya encantado!

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  7. Que hermoso relato Néstor. Tiene dolor y una profunda pena. Me ha llegado mucho. Te felicito.

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  8. Que bueno Graciela. Es de una gran alegría para mí que te haya gustado!

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  9. Profunda introspección. Da para analizarla detalladamente. Creo que todos tenemos un poco de esa ventana. Un abrazo, Néstor tan querido. Uno bien fuerte. SOFIAMA

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  10. Muchas gracias Sofi. He intentado una alegoría entre esa distancia que el observador tiene con la ventana y las cuestiones del espíritu y la materia respecto del amor, claro. otro abrazo.

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  11. Te quiero decir algo claramente Néstor: este relato me llenó de angustia. He notado, o he creído notar, que los seres humanos estamos atrapados por lo que sentimos respecto del otro en el amor. Una dolorosa verdad, si fuera cierto.

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  12. Desde ya Moni. Estamos atrapados en ese sentimiento. Algo que es rigurosamente cierto.

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  13. La realidad que aparece y desaparece desvaída tras un visillo,... es como si se tratase de una pantalla donde se proyectan los sentimientos amorosos del protagonista. Un abrazo Nestor!

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  14. Gracias Norte. Ayer estuve tomando unas cervezas con Ariel y me comentó de tu presencia. Y ahora (por el traffic feed)veo que estás en la otra orilla. Otro fuerte abrazo!

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