Escribo
para que la muerte no tenga la última palabra.
Odysseus Elytis.
Recordaba aquellos años de Video
Club cuando las cosas latían hasta lo insoportable. No es nada original lo que
digo pero casi siempre pienso en Laura.
De
alguna manera ella ha sido en mi vida el ancla de los recuerdos. Laura les otorgó a todos un año en
particular, un año insobornable y preciso que no quiero mencionar porque no me
parece necesario ponerle un número a mi templanza.
Laura
en su momento era la locura y era también la calma.
Nos
conocimos de un modo circunstancial, como casi todo el mundo. Yo era joven pero la doblaba en edad. Tenía 43 y ella 19. Y
atrapados por el frenesí del amor conocimos tanto el delirio como el arrebato.
Se
pueden imaginar lo inaugural que era Laura.
Tenía
los rizos del color de la caoba y era contradictoria hasta lo inexplicable.
Ella me tomó del cuello de la camisa desde el primer día y no me volvió a
soltar hasta abandonarme. Porque ella me abandonó, eso es cierto, pero antes encarceló
mis ansias asfixió mis sentidos y aprisionó mi anhelo.
No
había vara ni medida para Laura.
No
existía dimensión, ni régimen ni compostura.
Todo resultaba en magnitud y no había sensatez que le alcanzara.
Ella
era deportista, representaba al país, y viajaba
por el mundo. A veces nos reíamos, a su regreso, de las cosas que le habían
pasado y de sus percances y desencuentros en las ceremonias con tipos como
Fidel Castro que al final de un torneo le entregó una medalla.
Anoche
por gente allegada me enteré que murió en Octubre pasado.
Una
enfermedad se la llevó en poco meses de tan joven que era, de tan loca, de tan
extemporánea.
El
Néstor en negativo, el de los ojos diferentes en el rollo de la Kodak, el que siempre cuestiona mis cosas, el que lleva una extraña tonalidad en la
imagen, y que tiene los colores del cuerpo al revés. El del espejo, el que me mira en el cristal bruñido y tiene
un ojo derecho donde yo tengo el izquierdo; ése Néstor -el otro- me ha dicho
– ¿Para qué te pones a escribir
estas cosas? ¿A quién puede importarle?
Por
de pronto a mí. A mí me importa y me
seguirá importando Laura. Soy un poco obcecado como ella. Tengo su propia obstinación,
tan querible como desorientada.
Y
no pienso dejarle a la muerte la última palabra.
©2018
Pues yo tampoco, compañero. Me ha encantado el relato. Fíjate por donde lo levo tiempo leyendo tus cosas. Sí, soy bastante anónimo como visitante.
ResponderEliminarMuy fina la presentación de Laura a los lectores. Pelo caoba y directamente al matiz emocional al que es el detalle que hace al lector pensar en varias Lauras, la Laura insegura, ahí ya que imagine el lector a la Laura deportista del quiero y no quiero en lugar de una Laura con x cuerpo o rostro.
Abrazo.
Gracias Jonh, desde ya que me alegra mucho que el texto te haya gustado. He tratado de presentarle al lector una Laura auténtica y no idealizada y al parecer lo he logrado. Un abrazo.
EliminarMuy emocionante. Me ha conmovido mucho. Gracias Nes por este relato.
ResponderEliminarGracias a ti Car que eres tan consecuente con el blog.
EliminarAquí también hay espacio para la imaginación. Uno va llevado por las narices mientras lee la historia, pero cuenta con esa dosis de libertad para colocar lo suyo y apropiarse de la historia mientras la interpreta a su manera. Me gustaron mucho las líneas finales en las cuales aparece el otro Néstor.
ResponderEliminarExcelente relato!!
Ariel
Muchas gracias Ariel. Ese doble juego del yo lo he tomado del maestro. Suelo usarlo con alguna frecuencia, a veces me sale pasable. Gracias por los elogios!
ResponderEliminarQue linda historia de amor, que existió a pesar de la diferencia de edad, lástima el triste descenlace. Muy lindo relato!
ResponderEliminarQue bueno que te haya gustado Alicia. Gracias por pasar por aquí y comentarme!
ResponderEliminar¡Qué emotivo ese final Néstor! Un placer leerte.
ResponderEliminarGracias Moni. Eres muy amable.
EliminarMuy conmovedor. Un relato fantástico. Y genial, sí, esa última frase,
ResponderEliminarGracias Marta ¡Qué bueno que te haya resultado conmovedor!
EliminarMe ha encantado el relato. La historia atrapa y es muy bella, resumida en la frase: " porque ella me abandonó, eso es cierto, pero antes encarceló mis ansias asfixió mis sentidos y aprisionó mi anhelo." Un tomo muy emotivo. Muy bien narrado. Mientras lees, te haces partícipe sin querer de la historia.
ResponderEliminarEl final con los dos "yo" muy logrado. Felicidades!!
Eres muy amable Montserrat. Gracias por visitar el blog y por tan lindo comentario!
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