jueves, 22 de noviembre de 2018

La última palabra



Escribo para que la muerte no tenga la última palabra.

                                                                          Odysseus Elytis.





               
          Anoche me puse a pensar mucho en Laura.
          Recordaba aquellos años de Video Club cuando las cosas latían hasta lo insoportable. No es nada original lo que digo pero casi siempre pienso en Laura.

De alguna manera ella ha sido en mi vida el ancla de los  recuerdos. Laura les otorgó a todos un año en particular, un año insobornable y preciso que no quiero mencionar porque no me parece necesario ponerle un número a mi templanza.

Laura en su momento era la locura y era también la calma.

Nos conocimos de un modo circunstancial, como casi todo el mundo.  Yo era joven pero  la doblaba en edad. Tenía 43 y ella 19. Y atrapados por el frenesí del amor conocimos tanto el delirio como el arrebato.

Se pueden imaginar lo inaugural que era Laura.

Tenía los rizos del color de la caoba y era contradictoria hasta lo inexplicable. Ella me tomó del cuello de la camisa desde el primer día y no me volvió a soltar hasta abandonarme. Porque ella me abandonó, eso es cierto, pero antes encarceló mis ansias asfixió mis sentidos y aprisionó mi anhelo.

No había vara ni medida para Laura.

No existía dimensión, ni régimen ni compostura.  Todo resultaba en magnitud y no había sensatez que le alcanzara.

Ella era deportista, representaba al país,  y viajaba por el mundo. A veces nos reíamos, a su regreso, de las cosas que le habían pasado y de sus percances y desencuentros en las ceremonias con tipos como Fidel Castro que al final de un torneo le entregó una medalla.

Anoche por gente allegada me enteré que murió en Octubre pasado.

Una enfermedad se la llevó en poco meses de tan joven que era, de tan loca, de tan extemporánea.

El Néstor en negativo, el de los ojos diferentes en el rollo de la Kodak,  el que siempre cuestiona mis cosas,  el que lleva una extraña tonalidad  en la  imagen, y que tiene los colores del cuerpo al revés.  El del espejo,  el que me mira en el cristal bruñido y tiene un ojo derecho donde yo tengo el izquierdo; ése Néstor -el otro- me ha dicho

                – ¿Para qué te pones a escribir estas cosas? ¿A quién puede importarle?

Por de pronto a mí.  A mí me importa y me seguirá importando Laura. Soy un poco obcecado como ella. Tengo su propia obstinación, tan  querible como desorientada.

Y no pienso dejarle a la muerte la última palabra.



©2018

14 comentarios:

  1. Pues yo tampoco, compañero. Me ha encantado el relato. Fíjate por donde lo levo tiempo leyendo tus cosas. Sí, soy bastante anónimo como visitante.

    Muy fina la presentación de Laura a los lectores. Pelo caoba y directamente al matiz emocional al que es el detalle que hace al lector pensar en varias Lauras, la Laura insegura, ahí ya que imagine el lector a la Laura deportista del quiero y no quiero en lugar de una Laura con x cuerpo o rostro.


    Abrazo.

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    1. Gracias Jonh, desde ya que me alegra mucho que el texto te haya gustado. He tratado de presentarle al lector una Laura auténtica y no idealizada y al parecer lo he logrado. Un abrazo.

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  2. Muy emocionante. Me ha conmovido mucho. Gracias Nes por este relato.

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    1. Gracias a ti Car que eres tan consecuente con el blog.

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  3. Aquí también hay espacio para la imaginación. Uno va llevado por las narices mientras lee la historia, pero cuenta con esa dosis de libertad para colocar lo suyo y apropiarse de la historia mientras la interpreta a su manera. Me gustaron mucho las líneas finales en las cuales aparece el otro Néstor.
    Excelente relato!!
    Ariel

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  4. Muchas gracias Ariel. Ese doble juego del yo lo he tomado del maestro. Suelo usarlo con alguna frecuencia, a veces me sale pasable. Gracias por los elogios!

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  5. Que linda historia de amor, que existió a pesar de la diferencia de edad, lástima el triste descenlace. Muy lindo relato!

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  6. Que bueno que te haya gustado Alicia. Gracias por pasar por aquí y comentarme!

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  7. ¡Qué emotivo ese final Néstor! Un placer leerte.

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  8. Muy conmovedor. Un relato fantástico. Y genial, sí, esa última frase,

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    1. Gracias Marta ¡Qué bueno que te haya resultado conmovedor!

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  9. Me ha encantado el relato. La historia atrapa y es muy bella, resumida en la frase: " porque ella me abandonó, eso es cierto, pero antes encarceló mis ansias asfixió mis sentidos y aprisionó mi anhelo." Un tomo muy emotivo. Muy bien narrado. Mientras lees, te haces partícipe sin querer de la historia.
    El final con los dos "yo" muy logrado. Felicidades!!

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  10. Eres muy amable Montserrat. Gracias por visitar el blog y por tan lindo comentario!

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