Realmente ha pasado mucho tiempo Mara. Ni te imaginas la
conmoción interior que siento al recordar aquellos días. Hay una especie de
halo de luz en la pantalla de mi memoria. Un intermitente destello que se
entrecruza con imágenes queribles y de color sepia enmarcadas en madera
barnizada. Retratos de aquel aliento agitado y
de tu cuerpo de luna imposible y dorada. Fotografías de la piel de
ternura que lucías y que no se comparan con nada. Todavía te sueño, te lo juro,
en la sensible desnudez que me brindabas por las tardes del Bajo de Belgrano. Es que
siempre estuviste a mi lado. Tanto en aquellas aventuras de porteño
incorregible y alocado como en las crepusculares tardes de abrazarnos junto al
lago. Nunca me dejaste ir y sin embargo nunca me encadenaste a nada. Todo sedimentaba
como en las aguas de un río claro. Eras en cierto modo la unidad, mi
sentimiento giraba alrededor de ti y tú además eras el núcleo. En Selquet,
mientras tomabas un café, me gustaba acercarme por detrás con algún regalo. Y luego
esas tardes extensas y extenuantes en el hotel de la calle Castañeda cuando
nada parecía imposible entre los dos.
Sabrás que amo tu recuerdo y que amo el barrio de Belgrano. Soy un prisionero, acaso asombrado e
indulgente, de la nostalgia que provoca el pasado. Aunque no hay tristeza en lo
que siento, lo único que tengo es asombro existencial por el tiempo que se fue
y por la vida que ha pasado. Muchas
veces pienso en ti en la frontera de este momento que me abruma y que acaso sea
el preámbulo de algunos más abrumadores. Otras veces trato de ubicar aquello que
fuimos en el escenario de lo que llamamos “vida” y desde ya que no lo consigo
¿Con que vara medir? ¿Dónde ubicarnos? Me parece que eso no lo puede hacer ni
nosotros ni nadie. Flotamos en un Universo que no tuvo principio y que acaso no
tenga un final. Marionetas de un cosmos que nos ignora y nos desclasifica. Y
sin embargo tú y yo, aquel año y medio juntos, viviendo con la sospecha de haber
compartido un amor irrepetible y que
jamás volverá. ¿Quién puede desmentirnos? ¿Un Agujero Negro?
¿Una explosión solar? Probablemente solo brillamos por un rato en el mar del
tiempo, pero lo cierto es que brillamos. Hace poco me enteré que continúas del
otro lado del charco, que sigues con tu amada docencia y que un hombre acompaña
tus días de soledad. Yo te deseo que encuentres en tus alumnos el hijo que
nunca tuviste, que los niños te llenen de calor y endulcen tus días con
afecto. Que vivas sucesos y experiencias
asombrosas y que la vida sea benigna contigo. En mi caso pienso en ti como si
pensara en ciudades y en ángeles, en
poemas de verso libre o en el vino que compartímos en aquel pequeño bar de la
calle Echeverría. Siempre serás parte de mi vida aun cuando tú chispa y la mía
se hayan apagado. Desde ya que no aspiro
a ser inmortal Mara, pero tú si lo eres exactamente ahora, en mis palabras.
©2019
Una maravilla Nes. Me he sumergido en el relato. Y es muy emotivo, me gustó mucho.
ResponderEliminarGracias por la visita Carlita. Un beso.
EliminarQue hermoso, romántico.....me encanto!!!
ResponderEliminarQue bueno Alicia...Gracias!!
EliminarMuy bueno Néstor, me gustó mucho.
ResponderEliminarGracias Alfo, me alegra que te haya gustado!
EliminarMe moviste hasta lo mas profundo de mi ser ! Mara inolvidable! Hay personas que no pueden borrarse jamás!!
ResponderEliminarMuchas gracias Cris!
EliminarUn relato que llora nostalgia. Precioso, Néstor!
ResponderEliminarGracias Marta. Siempre es un placer tu visita.
EliminarEs un escrito mediante el cual me fui "metiendo" de a poco hasta que en el final estoy completamente inmerso, final que además me pareció muy bueno
ResponderEliminarMuchas gracias Guille, que bueno que te haya gustado!
ResponderEliminarMe parece que tu prosa se eleva cuando me dejo llevar por las figuras retóricas que, lejos de sobrecargar, para mí se convierten en algo parecido a la música en esta especie de soliloquio exquisito. Me encantó, Néstor, uno de los mejores textos tuyos que he leído.
ResponderEliminarMuchas gracias Ariel, fuerte abrazo.
EliminarQuisiera yo ser recordada con ese amor tan sublime y sobre todo verme retratada en unas letras majestuosas como las tuyas. Bravo, amigo tan querido! Eres irrepetible en tu expresión poética. Te quiero mucho, mi buen Nestor. Te abrazo, SOFIAMA
ResponderEliminarGracias Sofy por pasar por el blog. Un cariño grande.
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