sábado, 16 de diciembre de 2017

Visiones de Isabel



                Siete de la mañana. El zumbido intolerable del despertador digital me hace abrir los ojos. La tersura de la funda de satén permite que mi cabeza gire en la almohada. Nunca me han gustado ese tipo de sábanas. Siento como si mi cuerpo cayera al vacío durante la noche. Me resbalo hacia los bordes y soy una especie de nada.
                Luego preparo café y pienso en lo atinado de la metáfora.
                Neptuno le ha estado haciendo aspectos a mi Venus natal. Ahora voy a captar infinidad de emociones y sensaciones de naturaleza muy romántica. Eso dice el horóscopo que por las mañanas miro en la Internet.
Pero no tengo pareja así que el pronóstico será inexacto.
Afuera canta el ruiseñor. El muy ruin se aposentó en una de las ramas del árbol que hace sombra en la puerta de mi casa y desde allí desgrana su canto con las primeras luces del alba. Un vecino me ha dicho que convoca a la hembra. Lo cierto es que a mí me tortura llamando a su amada. Yo unto con mermelada mi tostada y bebo un poco de café como para inaugurar la mañana.
                Eso desata mis visiones de Isabel.
                Isabel en la tapa del periódico, Isabel en la caja de galletas, Isabel en el pequeño paquete de obleas, Isabel en el cereal y hasta en el tetra pak del jugo de naranjas.
                Mis visiones de Isabel son inagotables.
                Mas tarde termino el desayuno y salgo en automóvil con rumbo al trabajo.
La ciudad es un dechado indecoroso de lo multitudinario. Para mucha gente es un lugar hostil. Pero yo la siento tan mía como la muerte. Tiene relámpagos la ciudad, estrépito en los motores de los autos, ruidos burdos de las cortinas comerciales, detonaciones y disparos de robos y asaltos. Y también tiene estallidos sociales.
                Que no hubiera dado por Isabel.
                Tengo una imagen impresa de ella en un retrato debajo del vidrio de mi escritorio. La seleccioné y la amplié de una foto que me mandó desde lejos. Isabel no lo sabe porque ya no chateamos y he dejado de contarle tonterías. Utilicé un pequeño programa que tengo en la computadora y ella quedó hermosa. En realidad ella es hermosa. Aunque los tiempos verbales, en este caso, no parecen cumplir una función adecuada.
Ella es hermosa pero nunca fue mía por lo tanto no debería lamentar su falta.
Mis visiones de Isabel resisten los tiempos verbales.
He estado tan enamorado que me cuesta mucho entenderlo. A veces, a la mañana, al afeitarme me miro bien a la cara. Me toco la nariz y toco el espejo porque necesito comprobar que soy yo y no otra persona.
Igualmente no me fío. Ya tengo experiencia en estas cosas y sé hasta dónde puedo llegar para ponerme en ridículo. Mi alter ego es un tipo pendenciero, con ínfulas de escritor y muy apasionado que cada tanto toma el control de mis actos. Yo en cambio soy un hombre calmo que gusta de estar en el patio de su  casa bebiendo vino con sus amigos.
En medio de los dos y en otro continente está Isabel.
Y yo solo tengo visiones de Isabel.
Ella a veces es un cromo, una efigie, una fotocopia, una instantánea. Representa lo que perdí sin haberlo  tenido. Por eso aparece en mi vida diaria. Por eso aparece su imagen en el lateral del autobús ofreciéndome una nueva píldora para el dolor de espalda.
Nada coincide y nada condice con nada.
Una imagen puede ser la visión frontal de una escultura o el grabado renacentista y puramente mental de la mujer que amamos. Todos son tributos que le asignamos de manera arbitraria a una sola persona. En mi caso, como podrán ver, se los atribuyo a Isabel.
Luego el día pasa como si nada.
Regreso al barrio donde vivo. Un barrio sin glamour pero rústico y bello.  Isabel sabe mucho de él. Cada tanto le he contado algunas cosas del paisaje suburbano y de lo melancólico que se pone en otoño. A veces la veo en las nubes que se forman al poniente, la noto en el devenir  de los anuncios y la vislumbro en los escaparates de la vereda larga.
Solo me estremece una posibilidad.
El peligro cierto de que nunca pueda olvidarla. 



©2017

23 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Ella a veces es un cromo, una efigie, una fotocopia, una instantánea..." No amigo, ella es un pedazo de esencia que se coló en la tuya. Suerte tienes tú de inmortalizarla en estas letras sublimes. Escribes hermoso, Néstor tan querido. Un abrazo enorme y full. SOFIAMA.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Sofy. Quise hacer una especie de elegía, a partir de lo cotidiano. No sé si me salió bien. me alegra que siempre estés por el blog!

      Eliminar
    2. Vengo desde" mi otro blog" mi otra cara de las letras. Vine a desearte lo mejor del mudo,que se te cumpla cualquier sea la locura de tu deseo.Abrazos

      Eliminar
    3. Gracias MuCha. Qué bueno que me visites del otro blog. Gracias por lo que me deseas. Ya no son tan locos mis deseos como antes. Pero los tengo y quiero que se cumplan. Abrazo grande.

      Eliminar
  3. Una belleza Nes. Que riqueza de imagenes. Nunca me canso de leerte. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que te hayan llegado las imágenes Carlita. Gracias por pasar por el blog!

      Eliminar
  4. Que bueno este texto Néstor. En general se consideran "visiones" aquellas que tienen algo de extra-sensorial.Pero aquí hay de todo. En especial tu fuerte internalidad de esas imágenes. Por momentos deliberadas y por momentos hasta instintivas. Me gustó mucho este texto. Siempre tienes para el lector alguna sorpresa. te mando un gran abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo que yo he querido Graciela, ha sido algo mas simple. Ese "ver" a una persona a lo largo de la rutina de un día. Y debido precisamente a esa "sencillez" de la trama me vi obligado a utilizar una prosa no tan parca como suelo hacer habitualmente. Gracias por estar y comentar. Un abrazo.

      Eliminar
  5. La descripción de la primera parte con el detalle cotidiano del despertar y comenzar el día es una invitación a los sentidos. Y también un augurio de lo que se leerá avanzada la narración. Metáforas perfectas, un sin fin de pequeños detalles que forman una historia enorme. Las frases dejadas al azar casi como sin importancia que sin embargo crean una comunión con el lector. Todas queremos ser Isabel alguna vez y que alguien nos vea hasta en las tostadas....Una narrativa donde incluso corriste riesgos, saliste de tu zona de confort y nuevamente saliste más que airoso. Un mérito también a la musa isabelina.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Liliana. En general hay un eterno femenino que permanece a través de los siglos. Aún con los grandes avances que se han hecho respecto de una liberación de la mujer de antiguas ataduras creo que ellas siempre son susceptibles al canto y a la elegía. Aunque también debo decirte que no es este el caso. Aquí el protagonista simplemente recuerda. No hay tono elegíaco, solo la memoria de una imagen que se le aparece por todas partes. Un beso Lili. Gracias por pasar por el blog.

      Eliminar
    2. Y si bien no es algo habitual en los comentarios de los blogs, vamos a transgredir y listo. Acá te dejo un tipo de poema que, doy fe, llegan mucho a las damas, lo escribí hace bastante y se titula "Destello"

      Cielo de mi alma
      Mujer de mis desvelos.
      Rubia de los rizos
      Y el pelo entrecortado
      Muñeca increíble
      De la piel transparente
      Y diosa del recuerdo
      Cuando te conocí.

      Oro en polvo del tiempo
      Musa de la nostalgia.

      Sentimental y coqueta

      Casi me muero por ti.


      Jajajja. Espero que te haya gustado.

      Eliminar
    3. Romántico y encantador poems! Me encantó!! Besote😘

      Eliminar
  6. Muy bueno Néstor. Siempre sorprendente con el tipo de relato. Y complementado con un buen poema

    ResponderEliminar
  7. Gracias Guille. Que tiempos estos de Diciembre en la ciudad y en la patria. Me alegra que te haya gustado el post. Y en cuanto al poema, solo quise hacer algo distinto a lo habitual en los blogs. Abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Adrián Méndez Larray17 de diciembre de 2017, 13:43

    Una maravilla este cuento con Isabel que aparece hasta en la publicidad de los escaparates. Muy bueno Néstor, me gustó mucho.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te agradezco Adrián. Me pone muy feliz verte en el blog después de nuestro (inesperado?) reencuentro. Un abrazo.

      Eliminar
  9. Añoranzas y evocaciones en constante coqueteo con el día a día, con el lento y cotidiano transcurrir diario. Hermosa entrada Nestor!

    ResponderEliminar
  10. Desde ya que me siento muy honrado por tus conceptos. Sé bien que Norte conoce tanto el valor de las imágenes como el de las palabras. Mañana comienza una nueva semana. Espero para ti “Qué vivas tiempos interesantes…” según auguraban los chinos hace casi 5000 años. Te mando un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Esa mujer, o esa imagen de mujer que aparece y desaparece en intermitencias durante todo el texto, en destellos de obsesión que se van intercalando en las reflexiones cotidianas, como si fuese un murmullo interno que acompaña al narrador, es de una belleza incomparable. Qué bien que escribís, Néstor, qué forma de transmitir de la cual uno no puede escapar. Una maravilla de texto.
    Un abrazo.
    Ariel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Ariel. Me llegan mucho tus elogios. Vienen de alguien sensible y con talento. Te mando un gran abrazo.

      Eliminar
  12. Isabel ...Mientras te leía sonreía. No sé tu forma de escribir en este texto me hizo sonreír
    Te siento feliz
    despejado
    claro e Isabel nadando a tu alrededor...
    La ves en todas partes
    como cuando eras chico
    y no podías controlar tus ganas...
    Ganas de vivir
    ganas de amar
    ganas de ser....
    de tranformarte ...
    y mientras manejas tu auto la seguís pensando
    oliendo
    aspirando... Ella era bella... Te gustaba su risa espontánea y su asombro cuando hablaba. O cuando lamía el helado de vainilla chorreándose sin darse cuenta que la crema la mojaba.......

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola corazón. Gracias por darte una vuelta por mis letras. Que bella metáfora la del helado. Y es cierto, hay una fuerte analogía entre estar enamorado y algo húmedo mojando la piel. Que pases MuChos días de amor allá en la cálida y bella ciudad donde vives.

      Eliminar