En
la esquina de las calles Tandil y Fonrouge, en el barrio de Mataderos, se
hallaba la casa de mi tía abuela italiana. Allí viajábamos cuando niños de la
mano de mi madre en el colectivo 126 y cada tanto, antes de llegar, le íbamos
dictando con euforia el nombre de las calles que pasaban.
Flotando sobre las cosas del
recuerdo, bajábamos después caminando alegres y tomados de la mano mientras el
sol, clavado en el cielo, era un testigo incomparable del viaje.
Nosotros
amábamos llegar a aquel lugar, tan del otro lado, tan contracorriente de nuestra
casa. Eran personas sencillas y queribles las que nos esperaban. Hombres recios
del gremio de la carne y mujeres increíbles que hacían girar alrededor de ellas
todo el hogar.
Pero nuestras visitas favoritas eran
en Navidad.
Visitas
que duraban todo el día, a lo largo de aquellas extensas jornadas que solían
empezar antes del mediodía y que recién acababan cuando la noche terminaba de
pasar. Llegábamos cargados de regalos y de comida, lo más temprano posible, durante
el día 24 de Diciembre y al encontrarnos nos saludábamos con besos y abrazos y
llenos de algarabía. Eran días de fiesta
interminable, de decirnos nuestras cosas, de contarnos algún chisme, de
abrazarnos con cariño y con euforia, de cantar y de comer y beber y de asistir
a mesas descomunales, repletas de pollo, de lechón, de vino, de cerveza y de
piadosas ensaladas mixtas rodeadas de papas y un poco de pan.
Tiempos
del tocadiscos Winco.
Días
de Sandro, de Leonardo Favio y del primer long-play
de Joan Manuel Serrat. Días de dejar al viejo jugando a las cartas y a alguno de los tíos cantando una canción
que a veces desafinaba sin piedad. Tiempos de encontrar a la primera novia en
una esquina fugaz. Días de Navidad extenuados por la juerga de la noche anterior,
durmiendo la siesta en cuartos y en patios compartidos, con los ventiladores encendidos
para atenuar las altas temperaturas. (Porque hace mucho calor en la Navidad del hemisferio sur)
Bueno,
esto que he contado pasó hace mucho tiempo.
Después
fue el ruido de los años el que acalló las canciones Y yo me vine un hombre
grande y ¿Adivinen qué? Canoso,
solitario y divorciado me mudé a una casa apenas a cuatro cuadras del querido
lugar. Y comencé a transitar de manera cotidiana aquella esquina añorada de las
Fiestas de fin de año y tanto el paisaje
que la circundaba como el aspecto antiguo de la casa comenzaron a hacerse
repetidos, rutinarios y hasta de un tono algo vulgar. Daba la impresión que a
mí me había tocado entonar la última nota de una canción que se estaba haciendo
demasiado larga.
Cualquiera
podría suponer, en este caso, que ante
el peso abrumador de tanto pasado, las convicciones comienzan a ceder y la memoria comienza a olvidar.
No
lo crean. Eso es falso de toda falsedad
Yo
paso a veces caminado por la vereda de la calle Fonrouge, y en el torbellino de
los años que se fueron y en el tránsito descontrolado de la ciudad me parece
escuchar la voz de mi padre jugando a las cartas y riendo sin cesar en las
tardes de Navidad.
Y
entonces toco con las manos las rejas de las ventanas, apoyo mis dedos al
descuido en la pared y rozo sin que nadie se dé cuenta la madera de la puerta
de la entrada. Es un modo de manifestar el compromiso de mi alma con tantos
seres queridos que ya no están. Después me alejo en la dirección del sur (como en el
tango) y les prometo que nunca los voy a olvidar.
Sin duda, amado Néstor, es un modo muy especial de manifestar el compromiso de tu alma con tus seres queridos. Eres, además de un escritor excelso, una esencia brillante. Te quiero y abrazo. Feliz Navidad, Néstor noble y hermoso.
ResponderEliminarOlvide decirte que soy SOFIAMA. Besitos, corazón de amigo.
ResponderEliminarOtro beso Sofy. ¡Gracias por visitar y comentar en el blog! Feliz navidad! Que pases bellos días en familia!
EliminarEl "ruido de los años" podrá apagar las canciones pero no los recuerdos. Creo que muchos añoramos los recuerdos de navidades pasadas. Felices Fiestas Nestor!
ResponderEliminarGracias Norte. Tal vez algún día se apaguen los recuerdos frente al inapelable olvido. pero mientras tanto le daremos batalla. Un fuerte abrazo. ¡Que pases Felices Fiestas!
EliminarMuy bello tu relato, lleno de sentimientos y recuerdos.Feliz Navidad Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Betty. Qué gusto tenerte por acá. Feliz Navidad. Gracias por el comentario y la visita.
EliminarLindo relato Néstor. Lleno de sentimiento y muy bien escrito
ResponderEliminarComo compartimos la misma época, me trae recuerdos de mi propia infancia, toda la carga emocional en los días que precedían a tales encuentros, con seres que ya no están
Gracias Guille. Ciertamente los tiempos no han cambiado demasiado. Hoy continúa la algarabía y la fiesta sigue en las casas y en las calles del barrio. Solo que nosotros, digamos, tenemos algunos cuántos años más. Simplemente eso. Te mando un fuerte abrazo.
EliminarQue bella historia Nes. Y qué nostálgica. Me llegó sin embargo ese amor familiar que tiene tu relato. Un beso grande y ¡Feliz Navidad! Te quiero mucho.
ResponderEliminarGracias Carlita por ser tan consecuente con las cosas que escribo. Un beso grande. y...¡FELICES FIESTAS!
EliminarOh Nestor qué bonito, cuántos recuerdos y cuanta vida vivida y justo es eso con lo que en momentos melancólicos toca recordar, que aquello vivido siempre estará y me quedo con esa promesa de no olvidar jamás.
ResponderEliminarBesos y que tengas una muy feliz navidad.
Gracias Conxita. Siempre es una alegría verte de visita en el blog. Ciertamente la Navidad es una época del año que incrementa nuestra tendencia natural a recordar. Hemos sido felices. O acaso nos parece, vaya uno a saber. Y el pasado nos sirve de refugio para poner los recuerdos a guardar. Te mando un beso. Y un deseo que tengas ¡Felices Fiestas!
EliminarLos avatares de estos tiempos de navidades me han hecho perder tu maravilloso texto. Creo que eres el rey de recuerdo (y también de lo imposible).Te mando un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuy amable Graciela. Me encanta eso de ser "rey del recuerdo". Te mando un cariño grande, que pases Felices >Fiestas!
ResponderEliminarUn recorrido por los recuerdos de la mano de los sentimientos que se acumularon en esa época candorosa, cuando éramos pibes y no nos dábamos cuenta, todavía, del tesoro que teníamos en el alma. Un relato que me lleva a "mirar" hacia el pasado, con una mezcla de alegría y nostalgia. Hermoso trabajo, Néstor. Felicidades.
ResponderEliminarAriel
Gracias Ariel. Hemos compartido una generación, un país y una ciudad. Ambos sabemos la importancia de estas cosas en la vida de todos. Conocemos el significado de las fiestas familiares, de la música y los abrazos. Identidad que le dicen. Raigambres y conceptos que nos han hecho ser lo que somos.
EliminarViviendo en Miami no tengo esas nostalgias pero sí las buenas que tuvimos cuando llegamos a este pais que tanto nos ha dado...
ResponderEliminarBuenos Aires lo tengo en un recuerdo del barrio donde Viví Recoleta....y luego Belgrano C y R. Hace mucho que no vuelvo vendimos todo y ahora Bs As está solo en mi recuerdo
abrazos y cuidate mucho
Gracias MuCha. Me parece perfecto. Todos guardamos en el recuerdo cosas de nuestro pasado. Aunque la memoria es selectiva. En general recuerda lo que le conviene. Gracias por venir por mi blog. ¡Felices Fiestas! Y un beso grande.
EliminarAyer me preguntaba ¿ Por qué vamos al pasado ?
EliminarYo también voy . Y me pongo melancólica ( A veces). Tu pasado tiene mucho que ver con el mio.Y sin conocernos te admiro
Debe de ser el no champagne que tomé ayer que me hace hablar con desvarío
jajajajajajaja!!!
Ah no. Craso error el no-champagne. Siempre noto tu frescura, tu originalidad, tu erotismo y tu desparpajo en RECOMENZAR. Y no creo que desvaríes mucho (Mucha) Si creo que eres inabordable y me encanta tu estilo. Y está bien (muy bien) que seas feliz allí donde ahora estás. Un beso-.
ResponderEliminarInabordable yo
ResponderEliminarO vos no te atreves?
Pensalo...
cerca tuyo esta mi email
Dear lady, I have many memories of Miami Beach. And also of certain nights on Biscayne Boulevard. Lo que sucede es que mi alter ego, como siempre, tiene ínfulas de poeta y le pareció bella la palabra. Creo que además pensó mucho en esos ocho mil kilómetros geográficos que nos separan; pero lo supongo, nada más.
EliminarYa sabes como son los poetas.
Desde ya que con el email estás mucho mas cerca.
Ahora es noche aquí en la gran ciudad. Le pediré prestada inspiración a las musas. Veremos que pasa. Un beso grande, mujer lejana.
Me hacés matar de la risa !!!!!!!!!!!!!!!!!!
EliminarLos comentarios rebotes son buenísimos
Un nuevo estilo de comentar
Una nueva moda de enlazarse con palabras
pasarla bien...
hablar ...
hacerse publicidad...jajajajaj
es mejor que solo un comentario sin sabor a nada.............Me encanta reirme
Juego con palabras
juego con la vida
reirse
divertirse
Que maravilla
Estoy feliz
Soy feliz
¿Qué mas puedo pedirle a la vida?????
Salud para los míos
los tuyos
vos
yo y los otros
Ciertamente MuCha, estar vivos y razonablemente sanos es una bendición. Retribuyo todos y cada uno de tus deseos. Beso grande.
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