Buenos Aires tiene algo vivo y
personal; algo lleno
de
un dramático latido, algo inconfundible y original.
Federico García Lorca
Aquí me tienes
ciudad, entregado a tus horas. Siempre debo nombrarte, incluso cuando voy a hablar de mi persona. Hoy busco una salida y
contemplo desde cerca el fin del precipicio
y el valle de los sueños que ya no volverán.
A veces necesito un poco de champagne y eso es
normal. Tan demandante y sexy que eres, tan sensual y tan esquiva, ciudad.
Me duelen los
recuerdos, me abruman las pasiones, vaya novedad. Y a veces por la noche,
cuando me encuentro solo, se me da por pensar.
¿Te acuerdas de
esas tardes en el Hotel Castelar?
Yo era tan
joven entonces que sonaban las campanas a cada paso que daba. Mi vida fue un sonido luminoso. Una noticia increíble y el
eco de resonancias imposibles de olvidar.
Hoy me tocó
volver al Hotel Castelar.
Al mismo lugar
de siempre, al subsuelo y al sauna, y al baño greco-romano y a la barra del
bar. Miré cada detalle, cada pared cubierta de madera, cada farol inglés. Me
vestí con el pequeño paño para entrar al
sauna y agobiado en sus gradas, cerca de la canilla de agua fría, transpiré a
más no poder.
Y entonces nuevamente
aparecen los recuerdos que intentan contar ficciones. Intentan pero no pueden
porque el pasado es uno solo y no lo van a cambiar. Luego del baño tomo una
ducha y cubierto por un par de enormes toallas hago una siesta en la cama
romana, igual que veinte años atrás.
¿Por qué estuve
tanto tiempo sin venir al Hotel Castelar?
El sopor y el
letargo duran un par de horas y más tarde siento que mis fuerzas están por retornar.
En aquel pasado
legendario me tocó ver pasar al gordo Troilo, vestido con una gran bata de
toalla (como la que yo visto ahora) y con un vaso de whisky en la mano. A veces
suelo hacer balances, y confusos inventarios de mi vida y la verdad es que me
parece que no estuvo del todo mal.
Lo cierto es
que tengo un vacío en el estómago, porque el baño de vapor y la siesta me han
dado un poco de hambre. Entonces voy a la barra, igual que antes. Encargo una
cerveza y un sándwich de pan de Viena con salame y queso.
– ¿Qué va a
ponerle el señor: mayonesa o manteca? –pregunta el mozo.
–Manteca.
–respondo igual que mil años atrás.
La tarde de
Buenos Aires seguramente comienza a opacarse pero yo no logro verla desde este
subsuelo. La Avenida de Mayo y su ajetreo circulan sobre mi cabeza y el Subte a
veces se escucha por la pared lateral. Debo cumplir un último rito. Debo
visitar la habitación de García Lorca. Recuerdo su número, la 704 y le ofrezco
propina al conserje para poder entrar.
–Señor –me dice
con gesto adusto- la habitación es hoy un museo. Suba hasta el séptimo piso y
le permitirán entrar.
Aquellos seis
meses que el poeta de Granada residió en Buenos Aires siempre estuvieron
grabados en su memoria hasta el triste final. Vino aquí para el estreno de
Bodas de Sangre y quedó deslumbrado por la ciudad.
En fin, que mi
tarde de baño y de recuerdos se acaba de terminar.
El sol se pone
detrás de la cúpula del Congreso y tiene el tono de belleza y de tristeza que
suele ser habitual. Mi cuerpo se siente espléndido, liberado de toxinas y con
una tendencia al amor mayor a lo usual.
Paro un taxi en
la Avenida de Mayo.
Voy a venir más
seguido al Hotel Castelar.
©2017
Vaya historia Nes. Me tomaste de sorpresa con esta historia del sauna. La leí de manera muy entretenida pero me gusta más cuando hay romance ;)
ResponderEliminarMe alegra que te hayas entretennido Carlita. Ya vendrán los romances. No pueden faltar. Un beso.
EliminarHola Néstor. Me sorprendió también esta narración pero a la vez me resultó amena e interesante. Conseguí siempre que me "meta" en la escena y me transporte un poco en el tiempo.Muy bien el detalle de la manteca en el sándwich.
ResponderEliminarBueno, gracias Guille. Me alegra tenerte por acá. A veces me gusta poner el toque "sensorial" en el relato. Sonidos, colores, sabores y esta vez lo hice en el sandwich. Te mando un fuerte abrazo.
EliminarQue notable este relato. Me hiciste entrar a un mundo que desconocía, el baño sauna en los hombres. Y como siempre muy rico en situaciones y en palabras. ANDREA
ResponderEliminarGracias Andrea. Me alegra que te haya gustado!
EliminarFantástico relato lleno de detalles y sensaciones. Me gusta mucho el giro que le darás al blog. Aquí estaremos firme leyendo!
ResponderEliminarGracias Lili. Voy a tratar de armar algunas "aguafuertes" de Buenos Aires como Arlt pero dentro de mi estilo. Como para dar testimonio. Lo mejor escritas que pueda pero centrado, precisamente, en lo testimonial y no en lo literario. Veremos que me sale. Beso grande. Gracias por ser consecuente lectora.
ResponderEliminarMuy bueno Néstor. Hace varios meses que vengo leyendo tus cosas y debo decirte que eres muy personal.Siempre hay una reflexión inesperada o una escena que una no espera. Es dificil encontrar algo así. Te felicito.
ResponderEliminarGracias. Eres muy generosa en los conceptos. me ponen muy feliz tus elogios Graciela.Un abrazo.
EliminarTu tarde de baño y recuerdos acaba de empezar porque la inmortalizaste en estas líneas que de tan sublimes, tienen la virtud de trasladar al lector al escenario descrito.
ResponderEliminarCompartiste un pedazo de historia, pero no la de un hombre cualquiera, sino de alguien que sueña y aún vibra desde su esencia más genuina.
!Qué bárbaro, amigo! Tienes la facilidad de sembrar tu nostalgia en el lector hasta hacerlo estremecer con la misma pasión e intensidad que tú la sentiste en su momento.
Te felicito y abrazo con admiración profunda. Te requiero mi hermoso y noble amigo. SOFIAMA
Realmente Sofía, no sé qué contestarte ante semejante elogio. Y además, viniendo de ti, tan sobresaliente en estas cuestiones. Me siento muy honrado. Yo también te quiero, un beso grande.
EliminarMe encantó el nuevo giro que le has dado a tus relatos, tipo aguafuertes, pero sin abandonar tu estilo original y reconocible. Percibí ese ramillete sensorial y además, me pareció, no sé si me equivoco, una cierta musicalidad en el texto. Buenísmo, Néstor, una senda para continuar.
ResponderEliminarAriel
Gracias pibe de Palermo. La "músicalidad" es el ritmo del texto. Kerouac escribía al ritmo del rock. Chandler al ritmo del jazz. Y en mi caso tal vez lo haga al ritmo del tango, como dice Simón mas abajo. Te mando un gran abrazo.
EliminarHola Néstor. Vengo a leerte siempre que Ariel comparte algo tuyo. Me gusta mucho como escribís.
ResponderEliminarEn la primera parte, tan rimada, me pareció estar oyendo un tango.
¿No se te ocurrió poner toda la primera parte en versos? Así:
Aquí me tienes ciudad, entregado a tus horas.
Siempre debo nombrarte,
incluso cuando voy a hablar de mi persona.
Hoy busco una salida
y contemplo desde cerca el fin del precipicio
y el valle de los sueños que ya no volverán.
A veces necesito un poco de champagne
y eso es normal.
Tan demandante
y sexy que eres, tan sensual
y tan esquiva, ciudad.
Me duelen los recuerdos,
me abruman las pasiones,
vaya novedad.
Y a veces por la noche,
cuando me encuentro solo,
se me da por pensar.
¿Te acuerdas de esas tardes
en el Hotel Castelar?
Ya sé que es un atrevimiento, pero solamente te lo pongo como lo leo yo.
La verdad es que todo el relato me hace sonar un tango en los oídos. Hay un arrastre muy canyengue en las palabras y si las estuviera recitando Goyeneche, sonarían espectaculares.
Me imagino todo eso mientras leo, porque para mí la escritura tiene mucho de música. La buena es música, fluye, te engolosina los oídos y el pensamiento.
Bueno, digresión aparte, me gustó mucho tu momento Lorca.
Un abrazo grande!!
Gracias Simón por tus visitas y este extenso comentario. Prometo ser recíproco.
EliminarUna vez, cuando era joven, Ernesto Sábato me dijo que, escribiera lo que escribiera, no debía de perder nunca lo que el llamaba "estructura literaria" , es decir la estructura del texto o del relato. Lo ví dos veces y me enseñó mucho. Incluso intercambiamos varias cartas que hoy guardo como un tesoro. Cartas, por supuesto de papel. En aquellos tiempos no existía el email.Y en este caso, me alegra mucho que la lectura de la prosa te haya llevado, por su ritmo, a imaginarla también verseada. Con presentación de poesía en la pantalla. De ningún modo me ha parecido un atrevimiento. Es mas, lo he sentido como un elogio a la musicalidad que contiene. Con respecto al arrastre "canyengue" de las palabras colma todas mis expectativas. Ojalá sea cierto. Y finalmente, me pareció que el texto no ceraaba sin el tan Queridoi García Lorca. Pronto iré por tus textos. Te mando un fuerte abrazo.
Maravilloso como siempre, me haces meterme en la narración como si estaría visualizando la escena. Me encanta leerte muy concentrada. Un abrazo
ResponderEliminarGracias María del Carmen, es un gran elogio el que me haces. Es muy importante para mí lo que me dices. Siempre busco mantener el interés del lector. Te mando un fuerte abrazo.
EliminarHe vuelto a leer el texto y de paso leí los comentarios de tus seguidores. Fascinante la interpretación en forma de poema de Simón a tu texto. Maravilloso, en verdad. Felicitaciones. SOFIAMA
ResponderEliminarAcabo de entrar al blog y me encuentro con tu nuevo comentario. Me complace que vuelvas por aquí Sofía. Me enorgullecen mucho tus elogios.
ResponderEliminarHola Nestor,muy buen texto!!Muchas gracias por compartirlo,no te conozco,cai aca buscando informacion sobre si seguian abiertos los baños de vapor del Castelar.Tu texto realmente me emociono,este jueves voy a ir a pasar unas horas entre vapores y y siesta,abrazo.Nando
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