El rayo circular, también conocido como centella o esfera luminosa,
es un fenómeno natural relacionado con las tormentas
eléctricas. Toma la forma de un brillante objeto flotante que, a diferencia
de la descarga del rayo
común es persistente y puede moverse para cualquier lado.
Muchos años atrás, siendo yo
un muchacho joven me hallaba cenando en una finca de las afueras de la ciudad
de Reconquista, en el norte de Santa Fe. El tiempo estaba inestable y si bien
no llovía, había una cierta carga eléctrica en el aire. La casa era muy amplia,
la mesa era extensa y larga y éramos más de veinte comensales. Las puertas y
las ventanas estaban abiertas porque suele hacer mucho calor en verano en esa
zona.
Y de repente entró la
centella.
Comenzó a moverse en la
dirección de la larga mesa y en ese mismo instante el dueño de casa advirtió:
– ¡Que nadie se mueva!
Desde ya que todo el mundo
acató la consigna. La brillante esfera dorada de luz flotaba en el aire y a mí
me pareció una maravilla. Hizo un recorrido horizontal casi sin desviarse de
los caballetes pasando entre huéspedes e invitados y al llegar frente a mí se
detuvo por completo.
La esfera estaba inmóvil y
supongo que a unos veinte centímetros de mi cara.
Tuve que permanecer quieto,
desde ya, pero en ningún momento dejé de mirarla. Algo extraño me pasaba.
Aquello era tan solo una estructura de energía liberada. Una manifestación
luminosa de física y química ante mis ojos azorados pero ninguna otra cosa más
que eso.
Sin embargo por un instante sentí que de
alguna manera me llamaba.
Me pareció que tenía un
mensaje para mí y que era yo el que no lo descifraba.
Entonces le sonreí, de una manera
algo absurda, claro. Como quien sonríe frente a un fenómeno eléctrico. Y en
aquel momento la centella retomó su andar a lo largo de la mesa y salió por la
puerta de atrás desapareciendo para siempre.
Nunca pude olvidar aquel
episodio que me tocó vivir en las afueras de Reconquista, en el norte de Santa
Fe.
Siempre ha sido una marca
especial en mi vida.
Si hago un inventario o un
repaso de los años que siguieron tan solo puedo afirmar que he sido una persona
agraciada ante la vida. Tuve amigos, tuve salud y tuve amor a raudales. Y
además tuve una patria y disfruté del arte y los placeres y también me toco la
suerte de hacer muchos viajes.
Y hoy que estoy aquí, mientras
avanza mi otoño y mi pelo se pone cada vez más blanco, también puedo sentarme
frente al teclado y contarles esta historia de los años que pasaron.
Eso sí, nunca pude descifrar
el mensaje de la centella.
Toda la vida estuve seguro que
me quiso decir algo.
Pero bueno, supongo que algún
día llegará el momento en que me toque averiguarlo.
©2016
“Una manifestación luminosa de física y química ante mis ojos azorados pero ninguna otra cosa más que eso.” Yo diría que fue más que eso: fue una comunión de dos esencias que se encontraron y quedaron marcadas. Vaya Dios a saber de quién fue la energía que acarició tu Ser y te marcó para siempre. Para mí, hubo una conjunción de dos entes del mismo nivel de ser. Simplemente, tu texto es exquisito, pero eso no es nada extraño. ¡Excelso! Un abrazo de Ser a Ser, Néstor querido y admirado. SOFIAMA.
ResponderEliminarSofía de mi corazón: gracias por visitar el blog. Hubo algo mágico aquella noche en Reconquista y siempre lo he sentido así. De todos modos la gente del lugar adjudicó el fenómeno a una "centella". Aunque también me dijeron que era algo sumamente esporádico y muchos admitieron no haber visto nunca una cosa igual. Quise compartir esa magia contigo y con mis lectores. Espero haberlo logrado.
ResponderEliminarLa mano del contador de historias, del escritor, nos lleva por el centro de este relato verosímil, pero en el recorrido lineal se desvía, apenas, hacia el lado de la fantasía para juguetear con la prosa anotando que la centella le traía un mensaje cifrado, como al pasar, para luego cerrar el cuento concluyendo con la certeza de que ese fenómeno natural algo le quiso decir, que algún día se enterará. Un texto perfecto Néstor. Un abrazo.
ResponderEliminarAriel
Gracias Ariel. Seguro que no has tenido nunca una centella frente a tu cara. No son cosas que le pasen de común a la gente.Te mando un gran abrazo!
EliminarUna prosa que nos recuerda algo que nos impacto y nunca olvidaremos. Un saludo
ResponderEliminarMaría del Carmen: me alegra mucho tu visita. Hoy tengo libre un domingo a la tarde en mi ciudad. Estoy cansado y no tengo donde ir. Así que habré de dedicarme a desentrañar este tema del Google+ y los blogs. No quiero ser descortés. Debo aprender el manejo de los links y los comentarios y las visitas. Te mando un cariño grande. Pasa un domingo hermoso.
ResponderEliminarQue increíble historia Nes, querido. Tan real y a la vez tan fantástica. A mí me pareció fabulosa. Te felicito compañero.
ResponderEliminarOtra cosa más quiero decirte Nes. Con mucha claridad dejaste una especie de constancia que tal vez llegada la muerte comprendas finalmente el "mensaje". Eso es lo que menos me gustó del cuento.
ResponderEliminarMirá Carlita. En general a quienes escribimos no nos gusta explicar lo que publicamos. Pero bueno, ya que vos sos un sol (un sol de Mataderos en mi vida y también en mi devenir cotidiano) te voy a decir algo. No necesariamente me he referido a la muerte en el final del relato. Tan solo he mentado a lo desconocido (Que desde ya la incluye, claro). Simplemente porque me parece que hubo algo que no llegué a comprender bien aquel día. Tal vez porque no estaba preparado. Beso grande corazón. TKM.
EliminarGracias Nestor por tanta magia!!! me encantó!!!
ResponderEliminarGracias a vos Marta por visitar el blog!
EliminarEsta cuento tiene la expresión del realismo mágico, escrito de una forma perfecta . Nunca supe que significaba la expresión rayos y centellas . Acabo de aprenderlo. Y me queda la espectativa de ver alguna sentido en mi vida.
ResponderEliminarGracias Lili por tu gentil comentario. Creo que el fenómeno se da en areas rurales ya que en las ciudades enseguida se descarga. Siempre recuerdo aquel increíble viaje que hice al Paraguay en auto. Y las cosas , también increíbles, que me pasaron. Posiblemente alguna de ellas las ponga por escrito.
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