domingo, 20 de agosto de 2017

La Muerte y el Carnaval



Hace muchos años atrás, el Racing Club de Avellaneda organizó unos bailes de Carnaval realmente espectaculares. Yo era un muchacho adolescente que despertaba a la vida en ese entonces y que miraba con ojos nuevos y asombrados las cosas de este mundo.

Los organizadores trajeron del exterior a algunos artistas de gran popularidad internacional. Recuerdo haber visto extasiado a la gran cantante italiana Mina brillando en el centro del escenario. Recuerdo también a Nicola de Bari y a José Feliciano.

En aquellos tiempos el gran ámbito del Carnaval eran los clubes de la ciudad de Buenos Aires. Tanto el club grande y de gran predicamento nacional o simplemente el pequeño club de barrio cuyo alcance llegaba a tres o cuatro cuadras del lugar de su sede social.

Fue en uno de esos bailes de carnaval de Racing que me encontré con la muerte.

Aquella noche la vi apoyada en una especie de baranda lateral que separaba los puestos dónde se vendía carne asada del núcleo central del baile. La muerte estaba disfrazada (creo que esto es obvio) con una especie de malla enteriza negra pegada al cuerpo y en su exterior, dibujado en blanco, un esqueleto humano.

En el fondo era un disfrazado más.

Yo me puse a charlar con ella (está claro que la muerte es mujer) sin tomar demasiado en consideración los imponderables a los que me arriesgaba en esa charla.

La muerte me dijo entonces

"...Como comprenderás, muchacho, yo realizo mi trabajo mes a mes, día a día, año a año y segundo a segundo. El tiempo no es un obstáculo para mí. Tengo una cita con alguien y la cumplo rigurosamente. Recuerdo que Miguel Hernández hablaba de un hachazo invisible y homicida respecto de la muerte de un gran amigo suyo pero puedo asegurarte que esto no es así. El era un gran poeta y no tenía inconvenientes en elaborar una gran metáfora. Yo simplemente me acerco a la gente con la que tengo una cita y entonces la saludo y ella lo entiende todo. Así de sencillo. Así de simple resultan las cosas..."

A mí me alteró mucho aquella imperturbabilidad.

Era joven y lleno de energía y no aceptaba nada que fuera imperturbable.

La muerte entonces me refirió esa leyenda de origen persa contada por Farid Al Din Attar, en la que un siervo muy angustiado le pide a su amo un caballo veloz para huir de la ciudad con destino a Samarkanda. Era la conocida historia de quien huye de la posibilidad de la extinción pero que al final termina por no poder evitarla. “Todo fue inútil –me dijo- porque de todos modos igual nos vimos en Samarkanda. Mis citas no pueden ser eludidas por nadie”

Y eso - debo admitirlo– me irritó un poco.

-¿Es que no tienes un jefe?

-Claro que lo tengo –dijo- pero muy pocas veces cambia las decisiones.

Entonces fue que la muerte me miró con un poco de inesperada ternura y eso fue muy sorprendente para mí.

–Nos veremos más adelante –dijo–. A veces el cansancio me doblega y se me da por ponerme a charlar con algún ser humano.

Luego recompuso su postura y se arregló el disfraz.

Al final la vi desviarse en dirección al sur, como si estuviera agobiada, y terminó por perderse entre las alegres mascaritas que llegaban al lugar.

Lo cierto es que todavía no he vuelto a verla.

Los años han pasado y junto con ellos muchas cosas. Lo de siempre, la ferocidad y la violencia entre hermanos, los enfrentamientos y las muertes militares. Pero también el amor y la pasión que fusiona los cuerpos y los gestos solidarios y el placer y el arte.

Nada de eso me fue negado.

Ni siquiera el oro indescriptible de la memoria que logró que recuerde ahora una conversación tan lejana. Alguna vez volveremos a encontrarnos; no sé que tan pronto sea. Ella se acercará a mí, según dice, me saludará y yo entenderé todo. Sin embargo no pienso dejar de recordarle aquella noche de carnaval en los bailes de Racing, cuando estaba sola y agobiada, apenas presentable y disfrazada y se puso a conversar con un muchacho sencillo y de barrio que en verdad no la esperaba.



©2017

20 comentarios:

  1. Impecable coqueteo con esa seductora que ha aparecido personificada en muchos de tus cuentos, inolvidables historias, imposibles de borrar del arcón de los recuerdos. Y una vez más aparece aquí, "disfrazada", en un relato brillante, con una narración contundente que la hace tan tangible como ese "hachazo", pero más cercana, vestida de negro en un baile de carnaval, en Avellaneda, en la cancha de Racing.
    Te mando un gran abrazo, Néstor.
    Ariel

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    1. Ciertamente la he mentado en varias historias. es cierto Ariel. Pero bien que se lo merece. La dama es muy importante para mí.

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  2. Personificar a la muerte disfrazada de si misma me ha parecido una genialidad. Muy bueno Néstor, me gustó mucho este cuento.

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    1. GRacias Mónica, me pone muy feliz semejante elogio. Un abrazo.

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  3. Me gustan muchos tus recuerdos porteños Nes. La historia es muy linda y te hace pensar. Un beso.

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  4. Me gustó este relato. Creo que lográs recrear muy bien la época de los famosos bailes de carnaval agregando el suspenso apropiado a tal encuentro, gracias, estos cuentos me ayudan a pasar un rato agradable

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    1. Me alegra mucho Guille. Que el lector pase un rato agradable es una gran logro para mi. Te mando un fuerte abrazo. Espero verte una tarde de estas.

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  5. Me gustó tanto este cuento Nes que me hubiera gustado que lo hicieras mas largo. Esa muerte cansada y disfrazada es increíble.

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  6. Hola Néstor!! A mí me parece una metáfora de lo lejana que vemos todos a la muerte. Nadie la espera nunca por más que ella camine detrás de todos nosotros desde que nacemos y algunas veces más que otras se nos pare adelante.
    Lo importante es saber valorar la vivido y cuando nos toque el baile, salir a bailar como los mejores, sin que nos duelan los zapatos o nos hayamos olvidado el teléfono encima de la mesa.
    Un abrazo grande!!

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    1. Gracias Simón. Es una gran alegría tu visita. Y es cierto lo que decís. La característica central de la vida es su disfrute y no la condición que la limita en el tiempo. Otro fuerte abrazo. Me alegra verte por acá!

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  7. Hola Néstor! He pasado gran parte del tiempo allí donde tu sabes. Y ahora estoy liberada para navegar y leerte. Este cuento fantástico me gustó mucho. Tu estilo te delata, como antes. Ya voy a ir comentando el resto. Un beso. ESTELA

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    1. Hooolaaaa! Jajajja. Bienvenida al blog. Espero que te guste lo que escribo. Cariño grande.

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  8. Fuiste tú quien elaboró una gran metáfora sobre la muerte en este singular relato. ¡Sencillamente, deslumbrante! Tejiste un escenario peculiar y subiste al podio dos personajes antagónicos y complementarios: la muerte como estrella principal, y el joven narrador representado a la vida con toda la fuerza que simboliza la juventud. ¿Tu narrativa e ingenio? ¡Exquisito y admirable! Un full abrazo, Néstor tan amado.

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    1. Gracias Sofía. Me alegra mucho que te haya gustado este relato. Cada tanto escribo algo acerca de la gran dama. Te mando un beso grande mi corazón.

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  9. El comentario anterior es mío. SOFIAMA

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    1. Ah que buenoo. Así te mando otro beso. (grande, claro)

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  10. te acabo de descubrir
    en una mañana de lluvia
    tus palabras dan calor al alma

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  11. Gracias RECOMENZAR. Qué mejor para el que escribe que dar calor al alma de quien lee. Te mando un abrazo y un cariño grande. Me ha puesto muy feliz verte por acá.

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